jueves, 9 de julio de 2009

Reflexión sobre la autenticidad:


El Rico Erudito

Hubo un rico en Madrid (y aun dicen que era más necio que rico), cuya casa magnífica adornaban muebles exquisitos
Hubo un rico en Madrid (y aun dicen que era más necio que rico), cuya casa magnífica adornaban muebles exquisitos"¡Lástima que en vivienda tan preciosa", le dijo un amigo,"falte una librería!, bello adorno, útil y preciso." "Cierto", responde el otro. "Que esa idea no me haya ocurrido!... A tiempo estamos. El salón del Norte a este fin destino. Que venga el ebanista y haga estantes capaces, pulidos, a toda costa. Luego trataremos de comprar los libros.Ya tenernos estantes. Pues, ahora", el buen hombre dijo, "¡echarme yo a buscar doce mil tomos! ¡No es mal ejercicio! Perderé la chaveta, saldrán caros, y es obra de un siglo... Pero ¿no era mejor ponerlos todos de cartón fingidos? Ya se ve: ¿por qué no? Para estos casos tengo yo un pintorcillo, que escriba buenos rótulos e imite pasta y pergamino.Manos a la labor."Libros curiosos modernos y antiguos mandó pintar, y a más de los impresos, varios manuscritos.El bendito señor repasó tanto sus tomos postizos que, aprendiendo los rótulos de muchos, se creyó erudito.
Pues ¿qué más quierenlos que sólo estudian títulos de libros, si con fingirlos de cartón pintado, les sirven lo mismo?

"Algunas personas nunca aprenden nada, porque todo lo comprenden demasiado pronto.-

Autenticidad como valor


Ser auténtico es ser fíel a uno mismo y vivir de acuerdo a lo que uno piensa y siente; es un valor que universalmente cautiva, sobre todo, en un mundo donde abunda la falsificación y donde se han refinado de sobremanera las ténicas de la sociedad y de los indiviudos. Nuestros actos deben ser coherentes con nuestros sentimientos e ideas. Uno de los valores que más necesitamos hoy en día es la autenticidad. Su carencia causa conflictos políticos, sociales, familiares o de pareja. Y sobre todo, nos crea conflictos con nosotros mismos.




"Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es"


Jean Paul Sartre

lunes, 6 de julio de 2009

Para ser auténtico...


Para ser auténticos hace falta algo más que copiar partes de un modelo, como si quisiéramos adueñarnos de una personalidad que no nos pertenece, o peor aún, pasar la vida esperando "la gran oportunidad" para demostrar lo que somos y lo que podemos lograr. Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia.

¿Qué hacer entonces para ser auténticos?

- Evitar la mentira y la personalidad múltiple. Ser el mismo siempre, independientemente de las circunstancias.

- Luchar contra la vanidad. Que nos lleva a elevarnos por encima de lo que somos para cubrir nuestras flaquezas o exaltar nuestras cualidades. Vivir de acuerdo a nuestra posibilidades, evitando lujos fuera de nuestro alcance.

- Prepararnos para adquirir aquellas destrezas o habilidades que nos hacen falta para el trabajo o para sacar adelante a la familia.

- Cooperación y comprensión para evitar el deseo de dominio sobre los demás, respetando sus derechos y opiniones.

- Ser fieles a las promesas que hemos hecho, de esta manera, somos fieles con nosotros mismos.

- Cumplir responsablemente con las obligaciones que hemos adquirido en la familia o el trabajo.

- Hacer a un lado simpatías e intereses propios, para poder juzgar y obrar justamente.

- Esforzarnos por vivir las leyes, normas y costumbres de nuestra sociedad.

- No tener miedo a que "me vean como soy". De cualquier manera, mientras no hagamos algo para cambiar, no podemos ser otra cosa.

Definición:





La palabra "autenticidad" proviene del verbo griego "authenteo", tener autoridad, gobernar a alguien y del sustantivo "authentés" el que obra por sí mismo.
Ser auténtico es ser uno mismo y saber que en la hora de la verdad es lo que nos hace realmente libres. No puede existir libertad sin autenticidad con nosotros mismos. La autenticidad es un privilegio y por eso no es inteligente salir de casa olvidándola en el desván. Es por nuestra propia autenticidad por lo que podemos medirnos con absoluta objetividad. Cuando somos auténticos es cuando en verdad somos lo que somos. Por eso ser auténtico con uno mismo equivale a ser sincero, a ser honesto, a ser libre y a ser verídico. Para ser auténtico nadie nos exige que tengamos que decir todo lo que sentimos pero sí que aquello que digamos sea realmente lo que sentimos.